El lunes 26 de agosto inició la Cumbre Mundial TRɄA sobre Conocimientos Tradicionales relacionados con la Biodiversidad, organizada por el Foro Internacional Indígena sobre Biodiversidad (FIIB) de la mano del Ministerio de Ambiente y de la Mesa Permanente de Concertación con los Pueblos y Organizaciones Indígenas (MPC). Durante tres días, más de 150 representantes de África, Asia, Rusia, Europa, el Pacífico, América Latina y el Caribe y Norteamérica participarán en el encuentro.
En este escenario, participa la Comisión Nacional de Territorios Indígenas quien une esfuerzos en el defensa de los derechos territoriales de los pueblos indígenas para la protección del territorio y la reivindicación de sus territorios como espacios de significado ancestral y tradicional, fundamentales para la identidad y pervivencia cultural.
El objetivo principal de la Cumbre Mundial TRɄA, es aumentar la visibilidad de los conocimientos tradicionales asociados a la biodiversidad y las contribuciones de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales a la conservación de la biodiversidad y la acción climática, para alcanzar los objetivos del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal (KMGBF) y del Acuerdo de París.
Este esfuerzo se centra especialmente en generar un diálogo informal entre representantes de gobiernos y Pueblos Indígenas y comunidades locales sobre el nuevo Programa de Trabajo sobre el Artículo 8(j) y sus arreglos institucionales para encontrar soluciones sobre estos temas.
En la Cumbre sobre Conocimientos Tradicionales se presentarán experiencias y perspectivas sobre la contribución de los conocimientos tradicionales a la conservación de la biodiversidad. El mundo actual se enfrenta a una compleja crisis medioambiental y a la aceleración del cambio climático, caracterizada por la rápida pérdida de biodiversidad y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, todo ello causado por las actividades humanas. Las soluciones a estos problemas requieren los conocimientos, las ideas y las contribuciones de los Pueblos Indígenas que han vivido de forma sostenible en sus tierras y territorios tradicionales durante milenios.
La Secretaría Técnica Indígena de la Comisión Nacional de Territorios Indígenas, denuncia las graves violaciones a los derechos humanos y territoriales que ha padecido el Resguardo Indígena Edén Cartagena, del Pueblo Awá, en el municipio de Ricaurte, en el departamento de Nariño. Estas violaciones han sido perpetradas por grupos armados, en particular por las disidencias de las FARC-EP de la Segunda Marquetalia, quienes han generado temor y zozobra en la comunidad, afectando su autonomía y sus derechos territoriales.
El 13 de julio de 2024, el Gobernador Mayor, el Coordinador de la Guardia Indígena y la Consejera Mayor del Resguardo recibieron amenazas directas a través de mensajes de texto y en redes sociales, donde fueron declarados objetivo militar por ejercer su gobernabilidad y autonomía en el territorio. Estas amenazas no solo atentan contra la integridad física y mental de los líderes comunitarios, sino que también buscan desestabilizar la estructura organizativa de la comunidad, socavando su capacidad de autogobierno.
El 19 de julio de 2024, dos (2) jóvenes del Resguardo fueron detenidos arbitrariamente por el grupo armado de la Segunda Marquetalia mientras trabajaban en la comunidad de Palpis y trasladados en contra de su voluntad al Resguardo de Vegas, lo que obligó a la autoridad indígena y a la guardia indígena a intervenir para su liberación. Este hecho evidencia la violación de sus derechos a la autonomía y autodeterminación, ya que grupos armados intentan imponer su control sobre el territorio.
Además, este grupo armado ha realizado constantes exigencias a la Autoridad Indígena y al Coordinador de la Guardia, demandando que no se permita el ingreso del Frente 30 al territorio. Estas exigencias son inaceptables y reflejan una violación al derecho a la gobernabilidad del Resguardo, que se manifiesta en la limitación del ejercicio del control sobre su territorio por la intervención de actores externos. De manera que, la comunidad ha manifestado su firme intención de continuar ejerciendo su autonomía bajo los principios de imparcialidad, neutralidad y humanidad, rechazando la presencia de cualquier actor armado que amenace la paz y la armonía en su territorio.
Asimismo, se han reportado amenazas directas a varios adolescentes y jóvenes del Resguardo, acusándolos de supuestas vinculaciones con actores armados. Esta situación ha generado una profunda preocupación entre las familias, especialmente por el riesgo de reclutamiento forzado por parte de grupos armados ilegales que operan en la región. La incertidumbre y el miedo han permeado la vida cotidiana de la comunidad, afectando su bienestar y su capacidad para ejercer sus derechos territoriales, y se configuran en graves violaciones a sus derechos humanos. La presencia de grupos armados interrumpe las dinámicas sociales y culturales del Pueblo Awá, poniendo en riesgo su forma de vida y su identidad, sumando a los graves hechos de conflicto armado que han sufrido a lo largo del tiempo, y que ha puesto en riesgo su pervivencia.
Desde la Secretaría Técnica Indígena de la Comisión Nacional de Territorios Indígenas, exigimos una respuesta inmediata y efectiva por parte del Gobierno Nacional y de las entidades competentes para garantizar la protección de los derechos humanos y territoriales del Resguardo Indígena Edén Cartagena. Es fundamental que se realicen investigaciones exhaustivas y se sancione a los responsables de estas violaciones, asegurando así la seguridad y el bienestar de la comunidad.
Hacemos un llamado a la solidaridad de la sociedad civil y a las organizaciones defensoras de derechos humanos para que se unan en la defensa de los derechos del Pueblo Awá y se actúe de manera urgente ante esta crisis humanitaria que enfrenta el Resguardo Indígena Edén Cartagena.
¡Defender los Territorios es defender la Vida!
Lea y descargue el comunicado aqui:
Comunicado a la opinión pública del resguardo Integrado Edén Cartagena – Ricaurte -Nariño
Los Nukak son uno de los pocos Pueblos Indígenas nómadas que existen en la actualidad. Su estilo de vida se ha centrado históricamente en la caza, la pesca, los tejidos de los canastos y la recolección de alimentos, un pueblo originario que ha desarrollado una profunda conexión con la selva amazónica, utilizando su conocimiento ancestral y tradicional para vivir en armonía con la Madre Tierra.
Los ríos que serpentean a través de su territorio no solo son fuentes de vida, sino también despensas naturales. Los Nukak, practican la pesca utilizando métodos que van en armonía con la naturaleza, como el uso de anzuelos realizados de la corteza de los árboles. Este Pueblo Indígena, es conocedor y experto en identificar las plantas y frutas comestibles. Su base alimentaria se fundamenta de frutas silvestres como el aguaje, guayabas, guamuchona, chontaduros, entre otras aprovechando la riqueza de la biodiversidad que su hogar les ofrece como una fuente de nutrición.
Aunque históricamente este Pueblo Indígena ha mantenido un equilibrio respetuoso con su entorno, los Nukak se vieron obligados a ser contactados recientemente debido a que enfrentan numerosos desafíos y problemáticas. La presión de la expansión agrícola, la deforestación y la minería en la región han afectado su habitad y el Buen Vivir de los Nukak en su territorio.
El territorio habitado por el pueblo Nukak ha sido testigo de diversas formas de violencia, presentando un panorama alarmante. Esta comunidad indígena ha enfrentado amenazas constantes, muchas derivadas por la explotación descontrolada de su habitad en la región. La extracción ilegal de madera, la minería no regulada y otros intereses económicos han generado tensiones y conflictos en el territorio de este pueblo ancestral
Además de las tensiones derivadas por la explotación de su territorio, la violencia ha impactado directamente a la población Nukak. Se han documentado casos de desplazamiento forzado y violencia sexual, lo que ha contribuido significativamente a la vulneración de sus derechos humanos, fundamentales y territoriales. La falta de protección efectiva de sus derechos ha dejado a los Nukak en una posición preocupante, expuestos a una serie de amenazas que afectan no solo su integridad física, sino también su identidad cultural, su modo de vida ancestral y tradicional.
Debido a que ha sido un Pueblo Indígena contactado recientemente con otras comunidades y la sociedad en general, los Nukak presentan dificultades con la comunicación, ya que el dominio del español es muy diferente a su lengua materna como principal medio de expresión, convirtiéndose en un obstáculo para manifestar sus inquietudes, necesidades y problemáticas a instancias externas como para comprender las dinámicas sociales y los cambios afectan.
Por otro lado, de la diversidad de circunstancias ya mencionadas dentro del escenario del desplazamiento, existe una amenaza con la preservación de la identidad cultural Nukak Baká, además del aumento significativo en el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas entre los jóvenes y niños, alejándolos de sus costumbres ancestrales y de los saberes transmitidos por los ancianos y ancianas sobre sus rituales, prácticas tradicionales e historias basadas a partir de su cosmovisión.
La presencia de grupos armados en el territorio del Pueblo Indígena Nukak, ha generado una serie de desafíos significativos que alteran el orden público y amenazan la seguridad y bienestar de esta comunidad ancestral. La imposición de la violencia y la inseguridad en su entorno ha tenido un impacto directo en la capacidad de los Nukak para llevar a cabo sus prácticas tradicionales, movilizarse libremente en su territorio y preservar su espiritualidad, usos y costumbres.
En medio de este escenario y de acuerdo con los testimonios de los miembros de este Pueblo Indígena, los Nukak fueron ubicados por la Alcaldía de San José del Guaviare, hace más de 10 años en un espacio que los ha dejado en confinamiento. Por ende, este pueblo originario solicita de manera urgente retornar a su territorio ancestral a un lugar, donde puedan recuperar su libertad para cazar, transitar y movilizarse sin restricciones.
Este llamado no solo representa una búsqueda de la seguridad jurídica de su territorio, sino también la preservación de su identidad cultural y espiritual. Regresar a su territorio les proporcionaría un ambiente propicio para mantener y transmitir su lengua a las futuras generaciones, así como preservar sus prácticas tradicionales que están intrínsecamente vinculadas a la Madre Tierra que consideran sagrada.
Durante el recorrido realizado por la CNTI con el pueblo Nukak, se pudo evidenciar una realidad compleja y preocupante. De acuerdo con lo que manifiestan, los colonos y terceros utilizan expresiones como que «no pueden caminar por la montaña» negándoles la libre movilidad y desconociendo esa profunda conexión que los Nukak tienen con su territorio. Por otro lado, se evidenció una vulneración la seguridad alimentaria debido a que la entrega de mercados proporcionados por la alcaldía está generando impactos negativos en la base alimentaria tradicional de los Nukak.
La Institución Educativa el Sesteadero (IES), se encuentra ubicada en la vereda el Sesteadero en el municipio de Toribío, Cauca. Una Institución indígena que trabaja para transformar las vidas de niños, niñas y adolescentes que crecen en medio del conflicto y tomas guerrilleras de los grupos armados ilegales que han transitado por esta zona del Cauca históricamente.
En este lugar, con espacios como la música, la danza, la pintura y la educación propia como referente de dignidad y libertad, transforman las realidades de los niños, quienes a través de estas actividades desarrollan sus dones que sirven para el buen pensar, sentir y actuar en la comunidad.
Sin embargo, “muchos niños, niñas y adolescentes se han visto en la necesidad de renunciar a la educación. La violencia estructural que padece el municipio ha impedido que los niños no puedan desarrollar una vida en equilibrio, acorde a los usos y costumbres” comentó una docente a la IES, quien se reserva el nombre.
La afectación por la violencia se ve reflejada en la identidad cultural y en el derecho a la educación de niños, niñas y adolescentes indígenas en el marco del conflicto armado, pues el impacto que causa el reclutamiento forzado compromete directamente la identidad cultural y la posibilidad de la trascendencia de las comunidades indígenas.
Pese a los esfuerzos que realizan los docentes en la Institución del Sesteadero en el municipio de Toribío, la reconfiguración del conflicto armado después de la firma del Acuerdo de Paz en el 2016 se ha agudizado cada vez más, lo que ha implicado que el reclutamiento forzado de menores sea una práctica constante.
De acuerdo con la alerta temprana emitida por la Defensoría del Pueblo Regional Cauca, “el norte del departamento, particularmente en Toribío, Caldono, Corinto, Buenos Aires, Suárez y Caldono, se estarían concentrando las principales afectaciones por el reclutamiento forzado de NNA, quienes son llevados/as hacia zonas en disputa, expansión o consolidación. Algunos se quedan en los territorios donde son reclutados, afectando gravemente sus propias comunidades”.
Así mismo, la Personería Municipal de Toribío reportó que en el año 2021 fueron conocidos 25 casos, de los cuales 21 fueron por amenazas y cuatro de reclutamiento forzado consumado efectivo. Para el año 2022 se reportaron 20 de los cuales 8 fueron reclutamiento forzado consumado y 9 consisten en amenaza de posible reclutamiento.
Estas dinámicas del conflicto han implicado un cambio en el tejido social de las familias y la comunidad. Pese a los esfuerzos de los docentes y las autoridades indígenas por frenar este flagelo, muchas han sido amenazadas por los grupos armados que operan en la zona, generando así desarmonía y desorden al interior de las comunidades y principalmente en la educación de los niños, niñas y adolescentes indígenas que viven en este territorio.
Ante este panorama, la IES de acuerdo con su plan de vida Proyecto Nasa, a través de la educación propia busca generar espacios armónicos, trabajando por el fortalecimiento desde lo propio con recorridos por el territorio, las danzas y la música se convierten en un eje para transformar la vida de los niños que viven en medio del conflicto y a su vez, para buscar apropiación cultural y del proceso de organizativo colectivo que va desde el cuidado de los ríos y los páramos como lugares sagrados que dan cuenta del origen como pueblo Nasa.
Se refuerza en los niños, niñas y adolescentes una identidad colectiva, cuya finalidad es inculcar el amor a la cultura, enseñando de una forma permanente en todas las etapas de su vida la importancia que representa pertenecer a su respectiva comunidad y de este modo, los niños indígenas aprenden a valorar primero su entorno cultural donde viven, su tierra y organización.
Se trabaja también desde la participación en las reuniones comunitarias, como otra forma en la que se transmite el conocimiento, donde las autoridades indígenas cuentan historias o relatos tradicionales a los niños con el fin de preservar los valores de su pueblo y contribuir a construir la identidad cultural en los más jóvenes. El saber ancestral es inculcado por medio de la música, la cultura, la naturaleza, los rituales y los mitos que resaltan la importancia de sus antepasados y la conexión con la naturaleza. Por eso, es de gran importancia que el niño haga parte de esas celebraciones.
El flagelo del reclutamiento no sólo trae como consecuencia una serie de afectaciones de carácter social y psicológico, sino que también afecta la educación y la identidad cultural, donde las comunidades indígenas se ven más afectadas. Puesto que no transmitir el conocimiento de su cultura, impide el libre desarrollo de su identidad.
“El reclutamiento forzado es una práctica infame y perversa que atenta no solo contra el niño y su familia, sino contra toda una colectividad, vulneran la construcción social al punto de fragmentar el tejido social de toda una comunidad” comentó Miguel* Autoridad Tradicional del Resguardo de Toribío. Al separar al niño de su pueblo, además de privarlo de la posibilidad de estar con su familia y todo lo que pueda heredar desde lo cultural, la comunidad va perdiendo parte de sus miembros, y cualquier miembro que falte, hace que se empiece a romper esa conexión social y cultural que existe dentro del territorio.
Trabajar en las prácticas pedagógicas enfocadas en la identidad cultural para contrarrestar el reclutamiento forzada ha implicado un reto para la IES, pues deben enseñar a los niños a educarse desde el sentir, pensar y el hacer desde el corazón Nasa, para así buscar el equilibrio por medio de la música y las artes propias y sembrar esas semillas de esperanza en los niños, niñas y adolescentes que crecen en medio del conflicto armado en este municipio en el departamento del Cauca.
Entre lo más profundo de las montañas del Catatumbo se encuentra la comunidad de Ichirrindacaira pertenecientes al pueblo Barí. Es un caserío pequeño con aproximadamente 12 casas, dos bohíos (casa de sabiduría) y una pequeña casa donde queda ubicada la escuela. En esta región del municipio del Carmen en el departamento de Norte de Santander en medio de árboles y atardeceres de colores, vive esta comunidad que conserva sus tradiciones, lejos del hombre blanco o “Lavadó” (persona no indígena) como ellos lo llaman en su lengua ancestral.
Actualmente habitan 25 comunidades que se localizan en cinco municipios como el Carmen, Convención, Teorama, Tibú, el Tarra, Tibú resguardo Catalaura-La Gabarra que conforman la región del Catatumbo, y que se agrupan en dos resguardos; el Motilón-Barí y el Catalaura-La Gabarra.
En sus casas, construidas sobre la meseta de las montañas los niños, jóvenes, adultos y sabios dedican sus vidas a la labor del campo, a la caza, a la pesca a la protección del territorio, a la conservación de sus usos y costumbres y su lengua ancestral; el Bari-ara, que representa el significado de su relación con la naturaleza y todo lo que ella contiene, orientado por los consejos de Sabaseba, el creador del pueblo Barí.
Su cultura es su vida misma, representada en sus costumbres, los valores y creencias espirituales que son muy arraigadas en su entorno “nosotros los Barí respetamos mucho nuestra Ley de Origen y todo lo que tiene que ver con el territorio, razón por la cual, cuando cae la tarde, ningún Barí habla sobre lo espiritual, porque si lo hacen caería sobre la comunidad alguna enfermedad”, comentó Oswaldo Aquerdora perteneciente al pueblo Barí.
El respeto por sus ancestros recae justamente porque fueron estos quienes ayudaron al pueblo Barí a resistir contra los invasores en los años 1905 en adelante, cuando “el General Virgilio Barco Martínez, gobernador de la provincia de Cúcuta, firmó un contrato con el presidente Rafael Reyes para usar 200 mil hectáreas de tierras “baldías” ubicadas en la región del Catatumbo, en los actuales municipios de Tibú y El Tarra, para el desarrollo de expediciones y explotaciones de hidrocarburos” según lo documentado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).
Estas tierras ancestralmente siempre pertenecieron al Pueblo Bari, llamados despectivamente como Motilones, pero a raíz de la firma del contrato para exploración de petróleo, este pueblo sufrió un exterminio que redujo su población en un 80 % y fue despojada del 70 % de su territorio ancestral desde el inicio de la exploración y explotación por parte de las empresas petroleras.
De este exterminio, el sabio Bachibari Ashididira Aridjiquera, recordó el horror que vivió su pueblo, pues fueron muchas formas o métodos de violencia que se ejercieron para acabar con los Barí, métodos que iban desde la instalación de cercas de alambre electrificadas, cacerías o asesinato con armas de fuego, quema de sus Bohios en ocasiones ocupados, violencia sexual contra niñas y mujeres; así como el envenenamiento de la comida.
Además, aparte de sufrir el exterminio por parte de las petroleras, el pueblo también fue exterminado por el proceso de evangelización como lo recordó el sabio Bachibari quien contó que “las monjas y los misioneros, fueron responsables de la muerte de muchos miembros de la comunidad, especialmente de adultos que se negaban a ser evangelizados y los que se oponían eran envenenados”.
Para salvaguardar sus vidas, algunos se introducían en lo más profundo de la selva, otros luchaban con arcos y flechas para así resistir ante la destrucción, ocupación e invasión de sus territorios ancestrales, pues la resistencia no solo era a favor de la vida sino también por la protección de la naturaleza y de todas las especies que la habitaban, de su mundo, de su Ley de Origen que les permitía vivir en armonía en su Ishtana, el territorio ancestral Barí.
Para los años noventa el conflicto armado fue otro factor que afectó al pueblo Barí debido a la llegada de los primeros grupos armados a este territorio indígena, entre los que estaban el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), quienes llegaron a estas tierras, puesto que el Catatumbo y Norte de Santander, representaban un territorio estratégico para el narcotráfico, la siembra de hoja de coca y por el acceso a la frontera con Venezuela.
Para hacerle frente al conflicto se agruparon en la asociación Ñatubaiyibarí (Asociación de Autoridades Tradicionales del Pueblo Barí), que representa a 23 comunidades como un mecanismo de reconocimiento legal necesario para poder convertirse en un interlocutor legítimo ante el Estado y la sociedad occidental en lo que respecta a la concepción y protección del territorio y por otro lado, para hacer la debidas exigencias ante el Estado es su proceso propio de reconstrucción de memoria ancestral fuera enfocado en comprender los daños causados por las dinámicas del conflicto armado y las acciones de misiones religiosas, la explotación petrolera y la colonización campesina sobre su pueblo.
Los Barí conocidos y reconocidos como un pueblo guerrero, aún continúan su lucha por mantener viva sus tradiciones y por mantener viva esa memoria histórica en defensa de su territorio, es por ello, que siempre traen a colación cómo lograron sobrevivir a los atropellos de los invasores e incluso del mismo Estado. Para así reivindicar su autonomía y que la población en general entienda el derecho que tienen como pueblo ancestral.