Manual para la Defensa de los Derechos Territoriales de los Pueblos Indígenas
Teniendo en cuenta la responsabilidad de monitorear y fomentar la concertación para garantizar y proteger de manera efectiva los derechos territoriales de los pueblos indígenas en Colombia, la STI-CNTI y su ODTPI ponen a disposición de los pueblos indígenas y del público en general este manual, el cual tiene como objetivo ser una herramienta en los procesos de reafirmación y defensa de nuestros derechos territoriales.
Con este propósito, el manual comienza por resaltar los antecedentes y el funcionamiento de la STI-CNTI, para luego presentar tres secciones principales. La primera sección se centra en el contenido de los derechos territoriales de los pueblos indígenas, donde se describen de manera concisa once de sus manifestaciones y desarrollos clave.
La segunda sección aborda las vías jurídicas para la demanda de los derechos territoriales indígenas en cinco contextos específicos: los procedimientos de formalización y seguridad jurídica del derecho a la propiedad colectiva; los procesos para la protección y restitución de los derechos territoriales indígenas; la importancia de la consulta previa; las acciones de tutela e inconstitucionalidad; y el m arco del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
La tercera y última sección presenta diversos aspectos de la comunicación indígena como una herramienta para la protección de los derechos territoriales. Esto se aborda a través de la comunicación indígena propia, los medios y herramientas apropiadas, así como el aprovechamiento de las plataformas radiales.
El pasado 27 de abril del 2024, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBO), el evento de promoción de lectura y de la industria editorial más importante de Colombia, se realizó el lanzamiento del libro fronteras identitarias y justicia indígena en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Un libro narra la historia de vida del sakuku mayor (la cabeza o el que piensa) José Camilo Niño Suárez en el cual se evidencia su trayectoria de vida dedicada al trabajo comunitario en ámbitos como la justicia, la educación y la ancestralidad en Nabusímake, en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Este lanzamiento contó con la participación de los autores Lorena Torres y Rosembert Ariza. Además de la participación del Camilo Niño Izquierdo, hijo del sakuku mayor y Secretario Técnico Indígena de la Comisión Nacional de Territorios Indígenas CNTI. Durante la presentación del libro conversaron sobre los retos y desafíos para el desarrollo del libro y la importancia de conocer las dinámicas de la unidad y defensa del territorio del pueblo Arhuaco a través de uno de sus líderes más emblemáticos.
En la trayectoria de vida de José Camilo Niño se identificaron puntos esenciales que fueron determinantes en la historia contemporánea del pueblo Arhuaco; la expulsión de la misión capuchina, el fortalecimiento del sistema de educación y su infraestructura, y la impartición de justicia desde fronteras identitarias en las que convergen y armonizan lógicas occidentales con el pensamiento propio y la ancestralidad arhuaca.
La narrativa permite conocer cómo la historia del pueblo, la cultura y la familia lo forjaron como un líder con una gran trayectoria e incidencia en la comunidad. Se espera que esta reconstrucción de su historia de vida sea un homenaje a toda una vida de trabajo comunitario dedicado a defender la justicia y su cultura.
Alarmados porque Brasil ha legalizado 7 variedades de eucaliptos genéticamente modificados que podrían devastar sus bosques, los Pueblos Indígenas denunciaron en la ONU la emergencia de los árboles transgénicos para sus bosques y la biodiversidad.
Asimismo, el Relator Especial de las Naciones Unidas Francisco Calí Tzay recalcó que es necesario proteger la Amazonia y el medio ambiente atrás vez de la titulación y demarcación de los territorios indígenas y “no permitir que haya la creación de bosques transgénicos.”
En el marco del Foro de las Naciones Unidas sobre Cuestiones Indígenas en Nueva York, el Observatorio de los Derechos Territoriales de Pueblos Indígenas (ODTPI) de Colombia y la Campaña para Detener los Árboles Transgénicos iniciaron la Campaña Mundial de los Pueblos Indígenas para Detener los Árboles Transgénicos.
Gustavo Ulcué Campo del Pueblo Nasa e integrante del Observatorio de los Derechos Territoriales de Pueblos Indígenas (ODTPI) de Colombia compartió su preocupación por los árboles transgénicos. “Los árboles transgénicos amenazan la forma de vida, los conocimientos ancestrales y los sistemas alimentarios de los Pueblos Indígenas.
Cinco de los 7 árboles transgénicos que Brasil ha legalizado están genéticamente modificados para ser resistentes al herbicida tóxico glifosato, que fue fumigado en la Amazonía colombiana con impactos muy adversos para las comunidades indígenas de la Amazonía colombiana.
Los territorios de los Pueblos Indígenas incluyen el 80% de la biodiversidad del mundo. Los árboles transgénicos podrían tener impactos potencialmente irreversibles para los Pueblos Indígenas, los bosques y la biodiversidad, tales como despojos masivos de tierras y expropiación de territorios, desplazamiento de comunidades, violación de los derechos humanos, agua agotada y contaminada, mayor riesgo de incendios forestales y destrucción de bosques nativos.
Heather Lee, de la Campaña para Detener los Árboles Transgénicos y del Proyecto Ecológico de Justicia Global, denunció que no se está respetando la moratoria de facto del Convenio sobre la Diversidad Biológica contra los árboles transgénicos, lo que amenaza la biodiversidad del mundo. También señaló que “la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático permite que los árboles transgénicos se utilicen para créditos de carbono y REDD+, una falsa solución al cambio climático.” Los proyectos de créditos de carbono han violado los derechos de los Pueblos Indígenas y perjudicado a los Pueblos Indígenas.
Casey Camp-Horinek, Embajador para el Medio Ambiente de Ponca Nation, enfatizó que los árboles transgénicos deben detenerse de inmediato. «Todo lo que hay que hacer, tiene que hacerse ahora. La urgencia está aquí». La distinguida anciana indígena y actriz amada por su papel en la exitosa serie Reservation Dogs estaba consternada por los árboles transgénicos. «¿Quién inventó la tontería y la fealdad de tomar la semilla de este pariente y alterarla en esos laboratorios? Duele cómo estos humanos están inventando estas falsas soluciones a lo que han creado – lo que ellos llaman cambio climático.»
Líderes y lideresas de diferentes organizaciones indígenas, se reunieron el pasado 18 de abril del 2024, con la Embajadora Leonor Zalabata representante Permanente de Colombia ante la ONU. En el encuentro hablaron sobre la necesidad de integrar las perspectivas y voces de los pueblos indígenas en los asuntos como la paz, seguridad, desarrollo sostenible, derechos humanos y asuntos para la defensa de los pueblos indígenas.
Se propuso estructurar conjuntamente una propuesta como pueblos y organizaciones indígenas del país, sobre la necesidad de incorporar las voces y perspectivas de los pueblos originarios en todas las etapas de diseño e implementación de políticas ambientales y climáticas, puesto que no se puede seguir ignorando la riqueza de conocimientos ancestrales que tiene los pueblos indígenas, ni tampoco los impactos desproporcionados que enfrenta ante las medidas actuales y de esta manera, socializarlo en el Foro Permanente de la ONU para las Cuestiones Indígenas en la ciudad de New York.
Además, se planteó la incidencia de la Embajadora en la COP16 sobre Biodiversidad para lograr una mayor participación indígena en este espacio, donde es necesario que las preocupaciones ambientales sean abordadas de manera prioritaria, con la mirada de los pueblos originarios para que las decisiones tomadas reflejen un verdadero compromiso con la justicia ambiental y social, reconociendo y respetando las formas de vida y conocimientos de los pueblos indígenas.
Por otro lado, se abordó aspectos como la vulneración de los derechos humanos de los pueblos indígenas, el cual se ha incrementado después de la firma del Acuerdos de Paz. Se mencionó que es urgente el seguimiento a este acuerdo, sobre todo en el capítulo étnico. Además, que se implementen medidas efectivas para proteger y priorizar los derechos humanos y territoriales de los pueblos Indígenas.
La Comisión Nacional de Territorios Indígenas CNTI, resaltó la importancia del apoyo de la Embajadora de Colombia, para que permita generar diálogos con las instituciones y el sistema de las Naciones Unidas en la participación activa de los pueblos y organizaciones indígenas en diferentes en escenarios de diálogo y toma de decisiones a nivel internacional.
Actualmente, en el municipio de Puerto Gaitán, departamento del Meta, se encuentran las comunidades Iwitsulibo, Tsabilonia y Barrulia del pueblo indígena Sikuani; pueblo de origen nómada quienes habitan la región de la Altillanura colombiana. Estas comunidades, en razón de los procesos de colonización y, más recientemente, el contexto de violencia sociopolítica y armada, así como la negación de su existencia como pueblos originarios de este territorio a partir de adjudicaciones de tierras denominadas “baldías” a terceros por parte del Estado, estos pueblos han tenido que adaptarse y asentarse en ciertos territorios, en donde han sido desalojados, confinados e incluso desplazados, desconociendo su relación ancestral con sus territorios.
Es por ello que, desde 2017 las comunidades de Iwitsulibo, Tsabilonia y Barrulia iniciaron su proceso de reclamación de la protección de sus territorios ancestrales ante la Agencia Nacional de Tierras (ANT), amparadas en el Decreto 2333 de 2014; esta exigencia se hizo con el objetivo de salvaguardar su derecho territorial manifiesto en sus prácticas culturales y de subsistencia acorde con sus sistemas de vida y conocimiento. A la fecha, la falta de celeridad en la respuesta a la solicitud de las comunidades de Iwitsulibo y Tsabilonia y a la negativa a la solicitud de protección de la comunidad de Barrullia por parte de la ANT ha vulnerado los derechos territoriales de estas comunidades, puesto que se han adelantado los procesos de compra-venta de tierra y con ello la posibilidad de procesos policivos de desalojo amparados en el “derecho a la propiedad privada”, el desarrollo de la agroindustria, las afectaciones ambientales, la limitación y negación de movilidad de estas comunidades en su territorio.
A raíz de la negativa de protección del territorio ancestral de la comunidad de Barrulia en el año 2022, las organizaciones indígenas nacionales que conforman la CNTI, entre ellas, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), Confederación Indígena Tayrona (CIT) y Autoridades Indígenas de Colombia por la Pachama (AICO) y el Secretario Técnico Indígena de la CNTI, recurrieron al mecanismo de revocatoria directa para que la ANT, revoque y estudie nuevamente su decisión ya que va en contravía de los preceptos constitucionales relacionadas con la protección a la diversidad étnica y cultural, el acceso al territorio de un pueblo seminómada y la garantía de sus derechos fundamentales.
En ese marco de exigencias, la Asociación Indígena UNUMA, la Organización Nacional Indígena de Colombia -ONIC-, la ONG Somos Defensores y el Observatorio de Derechos Territoriales de los Pueblos Indígenas de la Secretaría Técnica Indígena de la CNTI, se unieron para realizar la misión de prensa “Extranjerización de la Tierra en la Altillanura: violación de los derechos territoriales del pueblo Sikuani”, con el objetivo de visibilizar las problemáticas que han traído los procesos de extranjerización de los territorios ancestrales a las tres comunidades antes nombradas.
Para ello, los días 16 y 17 de marzo de 2024 se visitaron las comunidades de Iwitsulibo, Tsabilonia y Barrulia. Durante la visita se evidenció que la falta de protección y garantías de los derechos territoriales de estas comunidades afecta sus sistemas propios, puesto que las dinámicas de propiedad de la comunidad extranjera de los Menonita, que se evidencia a partir del levantamiento de cercas, contratación de empresas de vigilancia privada, la creación de caminos, producción de monocultivos y el control territorial, impide el desarrollo de sus dinámicas identitarias, culturales y materiales, así como la garantía de sus derechos fundamentales que les merecen.
Con relación al ingreso a sus territorios ancestrales, las comunidades indígenas encuentran limites de acceso por los caminos que transitan, pues se encuentran puestos de control de la empresa La Fazenda y de la comunidad religiosa de los Menonitas. En cada acceso, la empresa de vigilancia respectiva frena el tránsito e inicia el interrogatorio preguntando sobre el lugar al que se dirigen y sus intenciones de ingreso en el territorio. No siempre hay permiso para que las comunidades puedan ingresar al territorio, lo que afectan su acceso y movilidad.
A su vez, las labores de quema a las sabanas y los bosques de galería, la explotación y arado permanente, el uso de cal para modificar la acidez del suelo y las fumigaciones a los cultivos desarrollados por las comunidad de los Menonitas, además de generar afectaciones ambientales a la tierra y sus sustratos, las aguas subterráneas, las cuencas hídricas y los bosques de sabana, se advierte, además, la perdida de flora y fauna, han transgredido los derechos de las comunidades indígenas a su salud, sistemas alimentario, a su autonomía, a la relación territorial y el cuidado de la naturaleza.
A diferencia de las familias menonitas, que han hecho perforaciones de pozos y construidos tanques de agua de almacenamiento, las comunidades de Iwitsulibo, Tsabilonia y Barrulia recurren a los ríos y quebradas para tomar el agua para la cocción de sus alimentos y demás usos cotidianos, fuentes que, como se señalaba previamente, están más expuestas a los pesticidas utilizados para el mantenimiento de cultivos; al respecto, en diferentes testimonios, señalaron que el uso de estas aguas contaminadas les ha traído enfermedades gastrointestinales y cutáneas. Además, han visto una disminución en la cantidad de peces, lo que ha traído una afectación en su seguridad y soberanía alimentaria, es decir en su sistema alimentario.
Adicionalmente, su sistema de alimentación y salud se ha visto alterado ya que las plantas sagradas medicinales, así como sus cultivos y los animales de caza, que antes se encontraban en las sábanas han desaparecido por las prácticas de quema y arado. Ello ha generado que deban acudir a la medicina occidental y salir de sus territorios para buscar su alimentación acudiendo incluso a la mendicidad.
En ese sentido, solicitamos al Estado colombiano de cumplimiento a las garantías de protección de los derechos territoriales y fundamentales del pueblo Sikuani amparados en la Constitución, los Convenios internacionales y demás instrumentos normativos.